Investigo el uso de la ciencia forense en casos de desaparición y desaparición forzada en México, pero no logro publicar ni un reportaje. Los editores consideran mis propuestas demasiado largas, y solo los periodistas con cierto nombre tienen derecho a ese espacio. ¿Solución? Convertir mis ideas en un libro. ¿Qué tan difícil puede ser?

Recibo la Logan Nonfiction Fellowship y comienzo a estructurar el libro en una residencia para escritores en el norte de Nueva York. Pero mi cercanía a México no me permite ver más allá. Decido tomar una “pausa” de mi país.

Viajo a Colombia gracias a un crowdfunding que muchos de ustedes apoyaron para ampliar mi visión sobre el tema: ¿Cómo han enfrentado otras sociedades la desaparición forzada?

Idealicé Colombia. Mi hipótesis principal colapsa, y yo con ella. ¿Por qué sigo haciendo esto? No lo sé, pero no logro sacarme a Bosnia de la cabeza. ¿Y por qué no vamos para allá? pienso. ¡Gran idea!

Recibo una beca de la International Women’s Media Foundation para viajar no solo a Bosnia, sino también a Serbia y Kosovo. Total, ya andando por ahí. Termino el año con información de cinco países y un libro que ya no es. Ahora, ¿qué hago con esto?
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Establezco nueva hipótesis enfocada en cinco países, pero llega una pandemia. Me dedico a dar clases de yoga online para seguir financiando mi proyecto, y una vez más, ustedes le entraron. No solo apoyando la financiación, pero también motivándome a creer una vez más en este proyecto.